Carlota Cuesta nace vive y pinta en la Puerta del Sol de Madrid, y en Galicia en la Costa da Morte. Es nieta del fotógrafo Amador, hija del dibujante Ismael Cuesta, y ahijada del pintor y Director de la Academia de Bellas Artes en Roma, Joaquín Valverde.

En 1980 expone en México(D.F.) Concierto sin tiempo, en el Museo Carrillo Gil, y en 1981 en el Museo de las Artes A.C. de Monterrey(N.L.), cuyo texto lo firma Dámaso Alonso, único ensayo que realizó sobre pintura, donde leemos “el contenido de la pintura de Carlota Cuesta es intenso, nuevo, extraño, profundo...”, destacando especialmente el cuadro Monumento en dos tiempos (que adquirió la colección M. Rodríguez de Reyero, México). Su relación con México no termina en estas exposiciones. En 1983 realiza una serie de cuadros junto con el pintor mexicano Alberto Gironella (a quién conoció en París en 1977) y con la pintora española Jesusa Quirós. Experimento a tres pinceles que se concreta en una serie Homenaje a Frida Khalo, posando Sanda Racotta, esposa de Gironella, que se transmuta en Frida en el Estudio de La Puerta del Sol de Madrid.

 El mundo clásico grecolatino siempre ha tenido para Carlota Cuesta una especial atracción. Rosa Chacel, entusiasta de la versión sobre la cabeza de Palas Atenea, escribe “la firmeza de lo que se impone con hechizo irresistible -con la netitud de lo buscado y hallado- el rostro de Atenea guerrera”.

Las series Metamorfosis y Mundo Clásico, hasta ahora no expuestas, salvo los cuadros que se vieron en ARCO 85 y ARCO 87, como el titulado Rapto donde la mutación se hace evidente en esas adherencias marinas y descomposición de las figuras, son un signo de su posterior evolución. La temática de alguno de estos cuadros se ve plenamente desarrollada en la exposición de dibujos de 1988 en la Casa del Siglo XV, en Segovia, donde las formas son piedras, raíces y troncos retorcidos que el mar ha devuelto a la orilla después de su particular vendimia. Naturaleza que muestra la huella de las transformaciones en las estrías y en esos cielos abrasados en fuego o en ceniza, como anticipo acaso a Los Volcanes, que hará posteriormente.

En 1990 obtiene el primer premio Chaire Goya, Niza(Francia). ART, JONCTION, Feria Internacional de arte, Niza(Francia). En 1991 realiza un curso de Grabado Calcográfico con una Beca de la Universidad Complutense de Madrid. En 1970 recibe el premio Valdepeñas y en la primera exposición individual, en 1971 obtuvo el premio Alcántara, Sala Goya de Madrid. En 1973 es seleccionada en el Premio de Dibujo Pancho Cossío, en Santander. Y en el 1974 recibe el premio de Grabado en la I Bienal Internacional de Obra Gráfica, Segovia, y la Uva de Oro de la Exposición de Artes Plásticas de Valdepeñas(Ciudad Real). 

En 1991 hace un curso sobre Nuevas Tecnologías Creativas, en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, en El Escorial(Madrid).

La primera exposición de la serie Los espacios la vimos en La Coruña, en Atlántica Centro de Arte (1999). Memorias de la Memoria portadora de encuentros tras fondillos de ópera. Ópera-Obra más allá de la escena con Cielo nocturno para un mar de verano, Espacio para danzante o Mausoleo para nubes. El tiempo y el espacio, barreras insalvables, múltiple escenario que admite todas las propuestas.

Las esculturas de técnica mixta en madera pintada, como los Faros, Lupus-lupi, Personajillo nocturno y Pajarones, etc. tienen en común la ironía en la composición, el entrecruzamiento de las piezas a manera de puzzle u origami, y la madera pintada, estando ya en ellas la nota burlesca que caracteriza algunas de sus obras y títulos.

La segunda parte de Memorias de la Memoria se expuso en Valladolid, en el Monasterio de Prado, Junta de Castilla y León(2000). El espacio es obsesión que le persigue. En estos cuadros no hay espacios cerrados, siempre hay huecos, ventanas, luceras en el techo y puertas al encuentro de todos los posibles, por ello cada vez son más libres, están deshabitados. Los espacios son un trozo de universo que abarca más allá de lo que puede el hombre. Son mundos abiertos que flotan al orden que ella marca y que exigen la entrega de aquél que los contempla, como todo lo profundo que ha ido más allá de lo aparente. Geometrías de la línea y el plano, de las luces y sombras, puzzle de música que descarta instrumentos, director y comparsa porque es magia en si misma. En este año expone también en la galería Paloma Pintos, Santiago, La Coruña, exposición ya citada en el texto.

En los Guardianes de pared, verticales y de bolsillo Carlota Cuesta ha logrado una simplificación hasta llegar a la síntesis máxima del Ángel hermético, donde la línea es casi imperceptible entre las sombras. Hay un predominio geometrizante mezcla de cuadrados, triángulos, círculos o esferas cuyo resultado sorprende, no sólo en cada cuadro sino en cada gesto. Porque estos Guardianes alados son nefelios casi humanos, donde el espíritu de la verdad que les ha dado la artista consigue que alcen el vuelo. 
Su última gran exposición ha sido Ciudades sumergidas (cidades Asolagadas), expuesta en el Palacio Isabel de Farnesio, de Aranjuez, (2007) siendo elegida mejor exposición del año por el Comité de Críticos de la Tertulia Ilustrada de Madrid. Expuesta después en Atlántica Centro de Arte, de La Coruña, y posteriormente en la Xunta de Galicia en Madrid.
Es una serie de cuadros y esculturas en la que incorpora materiales recogidos en las playas de la Costa da Morte.
Carlota Cuesta sorprende una vez más, fiel a su planteamiento de que cada tema necesita un lenguaje diferente. En sus diversas etapas se manifiesta el verdadero creador, pues en su obra encontramos al artista completo, fiel a si mismo, e indiferente al mercado y sus modas.